lunes, 10 de noviembre de 2008

LA GUERRA DEL KELL CAPITULO IV Y V FINAL

CAPITULO IV

El avance era a marchas forzadas, quedaba mucho tramo por recorrer y muy poco tiempo, a veces detenían su avance, para no denotar su presencia, sobre todo cuando se topaban con algún equipo de mineros, o rodeaban campamentos de recolectores, los paisajes en las entrañas del gélido planeta, los hacia parecer insignificantes, enormes cavernas naturales, con caprichosas formas y colores, puentes artificiales de roca sólida, pasadizos que conectaban mas y mas cavernas, la explotación era evidente, por todos lados se observaba la mano del hombre, restos de material, campamentos abandonados, herramientas obsoletas.
El comando del Norman VII, los alerto de la presencia de un campamento armado a unos dos mil metros, un grupo de avanzada salio inmediatamente para comprobar que el “paquete estaba en ese lugar”. A la orden de Madeline comenzó el despliegue, cada uno tomo su posición había francotiradores apostados en cada esquina del campamento –El cual era una fortaleza de roca y otros minerales creada naturalmente por la acción del deshielo de la superficie, y de miles de años-, el grupo de infiltración se encargo de ellos, el resto tendría que entrar, en cuanto el distractor fuera activado, potentes explosiones fueron surgiendo una tras otra, dando oportunidad para que el grupo de Madeline entrara a buscar a Isa, comenzó la verdadera lucha habían penetrado tanto al campamento, que esta se volvió casi cuerpo a cuerpo, el grupo de inteligencia aviso a Madeline del supuesto lugar donde se encontraba Isa, así mismo le confirmaba la presencia de un miembro de las fuerzas especiales infiltrado desde hacia varios años en el grupo, la comunicación se corto, Madeline no daba crédito a lo que escuchaba, por que hasta ese momento le informaban de la presencia de un espía infiltrado, sus pensamientos fueron cortados de tajo cuando un proyectil paso rozando su cabeza, no había tiempo para pensar, su mente estaba fija en el objetivo –Rescatar a la hija del Virrey- de repente se vio envuelta en un fuego cruzado, buscando una ruta alterna ingreso a uno de los respiraderos, llegando a un salón, lujosamente decorado, los muebles tallados en la misma piedra, grandes cortinas de terciopelo rojo cubrían lo que simulaban ser ventanales, una luz muy tenue, apenas permitía ver una silueta amordazada en una silla, se acerco de manera cautelosa para comprobar que era ella Isa la hija del Virrey Acnor, las comunicaciones seguían dañadas, así que tendría que sacarla por sus propios medios, busco refugio cuando tres hombres entraron a aquel salón, no podía ver que tipo de armas tenían, sin embargo algo en uno de ellos hizo que el pelo se le erizara era la voz de Rico, no podía ser, sin embargo no le cabía la menor duda, por un momento sintió que las piernas se le doblaban, tenia que anteponer sus principios, su formación, su disciplina y cumplir con la misión, una roca del techo se desprendió a causa de las explosiones, cayendo estrepitosamente a un lado de Madeline, lo que de inmediato alerto a los hombres y la puso a ella al descubierto, de un salto se movió hacia la oscuridad, disparando su arma y haciendo blanco en dos de ellos, la explosión de una granada la dejo por unos segundos completamente aturdida, cuando el humo se disipo pudo ver de costado a Rico, se acerco para comprobar lo que su corazón aseguraba, y sus ojos se negaban a creer, estaba a punto de buscar el pulso en su cuello cuando escucho un gemido de sus labios, no había duda era el, Rico, sus hombres se acercaban, de inmediato lo cubrió con los cadáveres de los hombres que había matado antes de la explosión, sabia que la misión no incluida capturar prisioneros, y sus hombres no se tentarían ni por un segundo el corazón para abatirlo, corrió a liberar a Isa, el equipo medico la atendió de inmediato, la descarga de adrenalina fue tan grande que no se había dado cuenta que una esquirla de la granada había penetrado su armadura y estaba alojada en un costado de su cuerpo, para ese entonces había perdido tanta sangre, como para perder el conocimiento.

CAPITULO V

El senado junto con el ministerio de defensa y la federación de sistemas productores de Kell, anunciaban con bombo y platillo el éxito de la misión, el rescate de Isa, así como la salvaguarda de Argon y su rica producción de Kell, el homenaje a los caídos resulto sumamente emotivo, fueron incinerados con los mas altos honores militares, y un gran desfile en honor a las tropas que participaron en la misión.
Dos días antes Madeline se despertaba en el hospital, aun conectada a los monitores de vida, y sin importarle que tan cerca había estado de perder la vida, solicito, los reportes de la misión y se enteraba de como habían acabado con cada uno de los facinerosos, se levanto, ordeno su uniforme y se dirigió a su dormitorio, todo daba vueltas en su cabeza una parte de ella sentía la satisfacción del deber cumplido y por otra la incógnita que siempre la perseguía, pensó que en aquella carta que nunca se atrevió a leer, no tenia ni la menor idea de lo que diría, ni como esta podría darle las respuestas que su corazón le pedía, sin embargo sentía la imperiosa necesidad de leerla.

-Mi amada Madeline-.
Se que muchas preguntas quedaron sin respuesta, y como pude irme de ti sin decir mas. Esa noche fue algo mágico, sin embargo una llamada imprevista me hizo tener que desaparecer así como ahora que tengo que conformarme con solo verte, te amo tanto que no puedo exponerte, mi vida no es la misma, ni yo mismo se lo que me depara el destino, hoy estuve a lado tuyo, velando tu sueño, acaricie tu pelo, recordé tus besos, tus caricias espontáneas, me lleve tu olor en mis manos, y adore tus pies desnudos, sin embargo tengo que separarme de nuevo de ti, tal vez algún dia nuestras vidas vuelvan a encontrar el camino.
Siempre has estado cerca de mi corazón.
Rico.


Después de la ceremonia publica, el alto mando, gobernadores, el mismo Virrey y su hija Isa tendrían una reunión con Madeline para agradecer y felicitarla, el ministerio de defensa condecoro con el mas alto reconocimiento otorgado a un combatiente, el silencio rompió cuando se anuncio que una segunda medalla seria entregada al Comandante Rico Branigan, de las fuerzas especiales de infiltración, por su labor de espionaje al servicio del ministerio desde hacia varios años.
Madeline enmudeció, no podía articular palabra alguna, las personas que estaban alrededor de ella la sostuvieron para que no cayera, pues las piernas no le respondían, todos estaban seguros que tal recaída obedecía a las heridas que aun no sanaban del todo, debido a su estado de salud, fue disculpada de la ceremonia.

Pocos días después Madeline solicito su baja de las fuerzas armadas, misma que le fue concedida gracias a la intervención de Isa y del mismo Virrey Acnor.

Rico la esperaba en Three Mountain, el servicio de funeral que ella misma había pagado fue cancelado y la carta nunca fue entregada, el contenido de la misma nunca llego a su destinatario, las palabras salían sobrando si se tenían el uno al otro, para toda la vida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

SALUDOS MUY BUENO