jueves, 15 de enero de 2009

Y LA CHEYENNE APA? A PA PEND……..

Es el quinto dia de mal tiempo, a diferencia de ayer que recibí puras buenas noticias, hoy no ha sido del todo bueno, ¿por que?

Me pico una abeja en el cuello, la verdad no se si sea de buena o de mala suerte, si para el Feng Shui y su estudio de la conexión mágica entre el ser humano y las energías que lo rodean, signifique algo, o tal ves signifique que no hay la suficiente armonía entre las fuerzas del cielo y de la tierra.

De cualquier forma me vale madre, lo mas curioso es que nunca en mi pinche vida me había picado una abeja, aun en mis años de clásico mocoso desmadroson que aventaba cuetes a los hormigueros, apedreaba lagartijas o azuzaba a los perros callejeros, nunca habíamos tenido pedos el genero de las Apis ceranas y un servidor, siempre habíamos guardado nuestra sana distancia, si querían mi refresco, no había pedo, se los dejaba, si se les antojaba mi raspado de rompope, pues chinguenselo, pero con esto, valió madres, desde hoy no habrá consideraciones, cuídense pinches abejas.

Al principio sentí algo en el cabello, y en un ágil y rápido movimiento que me lo sacudo –el cabello mal pensados- sintiendo casi al instante un dolor sumamente punzante en el cuello, y que veo caer al piso a la jija de de su Maya madre, inmediatamente pensé que me comenzaría a hinchar todo, me daría una fiebre mortal, o moriría de envenenamiento, en esos momentos quería buscar una farmacia para aplicarme un antihistamínico, o atropina para contrarrestar el veneno, pero salvo una pequeña inflamación y un dolor de la chingada que me paso pronto no hubo mayor problema.

Aunque, después de un análisis profundo de las fuerzas del cosmos creo que todo esto me paso por el mal karma, resultado de burlarme, reírme hasta que me dolió la barriga y decirle como veinticinco veces pendejo a mi compa Manuel, y valla que hay que ser pendejo, primero para ser el segundo madrazo en menos de una semana, y luego para embarrarse así atrás de un coche.




Veníamos en medio de la lluviecita esta, -que por cierto no para-, por la Avenida Zaragoza cuando a unos veinte metros se frena el vehiculo que venia adelante de nosotros, aparentemente teníamos espacio de suficiente para frenar sin que hubiera pedo, sin embargo no contábamos con que lluvia y aceite, igual a pista de patinaje, y efectivamente así fue, derrapamos como diez metros, y mientras le decía ¡¡aguas pendejo!! Mi mente pensaba, que se pare, que se pare, que se pare, y si se paro, pero con el coche de adelante, los daños fueron mínimos, cada quien le hablo a su respectivo seguro y ahí quedo todo.








Afortunadamente el resto del dia me fue bien.

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