martes, 28 de octubre de 2008

LA GUERRA DEL KELL

CAPITULO I

Una noche antes del despegue Madeline escribió una carta dirigida a Rico, en secreto había contratado un servicio funerario y dejo en claro que le fuera entregada en caso de su muerte, la tripulación del Norman V, partiría al gélido planeta Argenta VII, una pequeña colonia independiente de mineros productora en menor escala de Kell, y la mas olvidada de los grandes corporativos industriales, refugio ideal de perseguidos políticos, desertores del ejercito azul convertidos ahora en mercenarios, escoria de todos los planetas del sistema, así como los mas peligrosos y buscados delincuentes, quienes tomaban como base para sus operaciones el planeta congelado.
La tripulación al mando del Capitán David Cougar se preparaba para el despegue, ya no había marcha atrás cualquier contingencia se tendría que resolver al momento, estaban preparados para eso, habían pasado las pruebas mas duras de resistencia física y mental, para participar en esta misión, todo lo que dejaban atrás no importaba, la mayoría de ellos fueron elegidos por su destreza en cada una se sus especialidades, combate urbano, guerra de guerrillas, infiltración, comunicaciones, pilotos temerarios de combate, etc., ninguno de ellos tenia lazos sentimentales, ni de sangre, eso era algo indispensable para ser considerados, nada que impidiera su desempeño.

Tres años atrás Madeline recién salida de la academia de pilotos, regreso a la granja que había pertenecido a sus padres en Three Mountain y que como ultima voluntad habían dejado para ella, todo estaba tal y como lo recordaba, pareciera que el tiempo se hubiera detenido en ese lugar, así lo imaginaba en las largas y aburridas misiones de patrullaje por los anillos exteriores, donde lo único que la acompañaba era la oscuridad infinita, y el recuerdo de Rico, a quien no veía desde su llamada para incorporarse a las fuerzas armadas, habían pasado ya seis años, pasaba largas horas imaginando si la recordaría, si pensaría alguna ves en ella, sabia por Tikala, la anciana ama de llaves, que Rico había regresado apenas hacia unos meses tras la muerte de sus padres, pocos lo habían visto, al parecer no quería contacto con nadie, se limitaba a recibir los víveres que pedía al almacén cada semana, eso motivaba aun mas su deseo por estar en casa.
Habían pasado varios días desde su llegada a Three Mountain, no había forma de comunicarse con Rico, al parecer todos los servicios de comunicación en su finca, estaban cortados, había mandado a Tikala en varias ocasiones a llevarle mensajes, incluso ella misma se había presentado a tocar su puerta sin obtener respuesta.

CAPITULO II

El despegue del Norman V se llevo a cabo sin la mínima complicación, la operación tenia que ser milimétrica, sin opción a cometer errores, había mucho en juego aunque no todos lo sabían. La mayoría de la tripulación estaría en estado de cryo-hibernación, se reducirían al mínimo sus signos vitales durante los primeros tres Ongs del viaje. El primer oficial Chang Ito informo al Capitán David Cougar el arribo a la estación espacial TT-2 el ultimo lugar que se consideraba seguro para las rutas comerciales y abastecedoras de Kell, el material mas valioso en estos tiempos, por ser la fuente de energía mas limpia conocida hasta el momento, el resto de la tripulación fue sacada de su estado de cryo-hibernación, de ahí en adelante todo podría suceder, sabían que cualquier nave que pasara mas allá de ese punto podría poner un aviso de alerta en todo Argenta VII.
Hasta ese momento la misión había sido un secreto para la mayor parte de la tripulación, no estaba en su naturaleza cuestionar ordenes, solo obedecerlas, su formación militar así se los exigía, la academia los convertía en maquinas perfectas de guerra sin sentimientos, sin dolor, ni remordimientos. El objetivo era rescatar a Isa, la hija del Virrey de Argon, el planeta mas rico en producción de Kell, quien había sido raptada con el propósito de chantajear a su padre, para hacer que este retirara las tropas que salvaguardaban el planeta, lo que daría oportunidad al saqueo de los transportes abastecedores, y una vía libre para la piratería.

El dia era perfecto para caminar por los alrededores de la granja, Madeline decidió ir un poco mas allá de los linderos del Norte, donde colindaban los terrenos de la familia de Rico, caminaba a la orilla del arroyo, cuando le pareció ver a lo lejos una silueta conocida, su mirada se lleno de alegría cuando se acerco mas para comprobar lo que el corazón le decía que era cierto , era Rico sentado a la orilla del río, en cuanto la vio, no pudo disimular la alegría que embargaba su corazón, no había necesidad de palabras los labios se unieron y las caricias hablaron su lenguaje, todos esos años no habían podido borrar el recuerdo que cada uno tenia del otro.
Llegaron a la finca de Rico, Madeline contó los pormenores de esos años sin haberse visto, sin saber que había sido del otro.
Rico permaneció callado, contemplándola, escuchando con atención cada palabra que salía de su boca, de el no habían hablado mucho, Madeline pensaba darle tiempo y confianza para que el le platicara que había hecho todo este tiempo y si era la muerte de sus padres la que lo tenia en ese estado de aislamiento. Sus miradas volvieron a cruzarse, sus manos se entrelazaron, los labios de Rico buscaron los de Madeline, ambos se entregaron nuevamente olvidando todas las interrogantes que ella tenia en su mente.
A la mañana siguiente Madeline se despertó en la recamara de Rico, había una nota a lado de ella, que decía:
Madeline, no pude hacerlo de otra forma, si me hubiera despedido de ti, no me habría podido ir, siempre has estado cerca de mi corazón.
No sabia que pensar por un lado el recuerdo de esos momentos hacían valer todo el tiempo que había pasado sin verlo y por el otro estaba todas las preguntas sin respuesta.

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